El concepto del Amor en la Antigüedad. Entrevista al Dr. Antonio Guzmán Guerra de la Universidad Complutense de Madrid – Dr. Oscar Rubelio Ramos Gómez

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En esta entrega, una entrevista muy interesante con el Dr. Antonio Guzmán Guerra de la Universidad Complutense de Madrid, quien nos hablará del concepto del Amor en la Antigüedad.

Antonio Guzmán Guerra. Catedrático de filología griega y filología clásica en la Universidad Complutense de Madrid. En 2019 lo propusieron como Profesor Emérito de la UCM. Ha impartido clases del mundo antiguo, de teatro griego, de literatura clásica en general. También ha impartido cursos de mitología clásica, textos de filosofía antigua, de Platón, Aristóteles.

Entrevista:

Oscar Rubelio: ¿Qué significa o significó el concepto del Amor en la Antigüedad?

Antonio Guzmán: El concepto del Amor en la Antigüedad es muy amplio, primero porque incluso la definición del Amor puede necesitar muchas explicaciones y por otra parte desde el punto de vista histórico con la Antigüedad nosotros la llamamos “La Antigüedad”, pero la Antigüedad es un espacio de tiempo dilatado; y no es lo mismo hablar, claro, de los primeros testimonios del Amor en los textos de los primeros autores desde el siglo 8vo a.C. en Homero, en los líricos, para luego al teatro, pasar luego a otros autores, de modo que habría que parcelar y ser un poco preciso porque es un concepto que naturalmente se va desarrollando al hilo de que la propia sociedad también va desarrollando con el transcurso del tiempo y va perfilando en unos parámetros distintos ciertos valores, digamos, un poco de carácter social. Es como si dijéramos: ¿qué es la felicidad?, también en el mundo antiguo, ¿qué es la riqueza?, o ¿qué es la política?, etcétera. Dependería también diacrónicamente del corte que hiciéramos en el momento histórico o en el autor concreto.

OR: ¿Qué podríamos ver con los Griegos con respecto al Amor?

AG: Podemos empezar, por ejemplo, con el concepto de los primeros textos de Homero. El Amor no es algo que sea un sentimiento que el hombre primitivo exprese, sino que más bien se ve víctima de esa experiencia. Por ejemplo, es curioso que en Homero, en el original de los textos, no hay una expresión en que diga: “Yo siento Amor”, “Yo estoy enamorado”, sino que gramaticalmente ese sujeto nunca es la persona, siempre es: “El Amor se apodera de mí”, “El Amor me domina”, “El Amor me gobierna”, pero todavía no se ha descubierto esto. Para eso tengo que llegar a los líricos. Los líricos son los poetas que por primera vez en nuestra tradición literaria, que es de la que yo puedo hablar claro, son los líricos los que por primera vez hacen Sujeto a la Persona: “Yo estoy enamorado”; y ahí tenemos a los líricos como a Arquíloco y sobre todo a Safo. Es un poco tradicional acordarnos de la metáfora tan bonita que esta poetiza, Safo, de Lesbos, de esta Isla de Lesbos, es una Isla donde los ruiseñores cantan mejor que ninguna otra Isla, porque en Lesbos murió Orfeo el cantor tracio, fue dacapitado y su lira bajó por el río Ebro en tracia y acabó en la Isla de Lesbos en Mitilene y por eso hay una tradición muy bonita que dice que los ruiseñores de Lesbos han heredado el canto de la lira de Orfeo. Es una manera muy bonita, muy mítica ¿verdad? de esto.

Bueno, pues esta poetiza de Lesbos, Safo, de donde procede, claro, el concepto de amor sáfico, de amor lésbico, amor homosexual entre mujeres, elle tenía una especie de colegio mayor de residencia de chicas y frecuentemente quedaba enamorada de alguna de esta chicas suya, pupilas. Ya hay una nostalgia, algunos poemas conservados en el que ella se despide o siente añoranza por alguna de estas chicas y cuando reflexiona sobre el concepto del Amor, lo define con tres palabras muy breves pero muy expresivas: dice en griego que el Amor Eros es Erpeton, algo que serpentea, una criatura pequeñita que serpentea, que se cuela sin que nos demos cuenta; que es Amejano, Amejano en griego significa que no se puede combatir contra él, que es inexorable su presencia, su poder; y en tercer lugar dice Safo que es Grikipikron, que es dulce-amargo; de modo que para Safo el Amor es una criatura pequeña que se nos cuela en nuestras vidas contra la que no cabemos defendernos, etcétera, y que es dulce amargo. Creo que son tres palabras muy hermosas para definir lo que es el Amor.

Si nos remontamos seguimos con el mito del Amor de Eros y Apolo. Apolo está en el santuario de Delfos a dado muerte con su arco, el dios flechero, a la serpiente Pitón, que es la que habita en el santuario en el oráculo, y le da muerte con sus flechas. Pero en ese momento aparece un persona curioso, niñito: Eros, que tiene dos arcos o dos flechas uno de oro y otra de plata y Apolo le dice, despreciándolo: “Yo soy el dios del arco y de la flecha. ¿Qué haces tú niño con esas flechas? Ten cuidado. Nos dispares, no te vayas a herir tú mismo o no vayas a disparar a alguien y le hieras. Esto no son cosas de jugar.” Entonces Eros se enfada y dice: “Ahora vas a ver el poder del Amor que soy yo. Te voy a disparar a ti una flecha pero va a ser de Oro.” Y el niño le dispara a Apolo y esa flecha de Oro hace que se genere una pasión amorosa tremenda. Pero en cambio, a Dafne una de las ninfas que están cerca, pues le dispara una flecha de Plata o de Bronce, según las tradiciones. Entonces esa flecha de Bronce provoca el desamor; de suerte que Apolo se enamora de esa ninfa, Dafe, y la persigue porque está locamente enamorado, pero Dafne ha recibido la flecha de Bronce; de suerte que rechaza el Amor de Apolo. Pero Apolo la persigue, la persigue; ella ha prometido ser virgen toda su vida y cuando Apolo está a punto de tocarla, ella le pide a su padre que le transforme en árbol y la transforma en el árbol del Laurel, Dafne. El Laurel en griego se llama “Dafne”.

En los museos de Roma está la estatua del Apolo y Dafne de Bernini, que es una representación iconográfica absolutamente magistral y maravillosa, refinadísima, en el momento en que Apolo está apunto de dar alcance a la ninfa Dafne, y Dafne va transformándose en Laurel y su pelo se hace ojas. El español Quevedo tiene un poema, un soneto muy bonito que empieza: “A Dafne ya sus brazos le crecían y en luengas ramas se tornaban…” Y va contando un poco la transformación, la metamorfósis de Dafne, ninfa, en Laure.

Cuando Apolo ve que se va y se está transformando en árbol, dice: “Ya que no te puedo conseguir, haré por lo menos que estés siempre conmigo, que vivas conmigo. Y haré la corona de Laurel con que premiaré a los vencedores en los certámenes literarios.” De ahí viene la tradición, la costumbre de que la corona de Laurel es en honor a Dafne por esta situación con Apolo.

Bueno, la verdad que como vemos, está mezclado el concepto del Amor en la literatura, en el mito, por supuesto en la vida, etcétera, etcétera.

OR: Todos estos mitos, ¿de qué nos hablan?, vaya, lo que nos hablan es de Amor, sí, pero ¿nos hablan de una realidad?, ¿de una cosmovisión en particular?

AG: Sí, en la mitología de este autor, Hesíodo, se dice que también que claro, hay un principio genesiaco que es el Amor. Cuando en la teoría Hesíodo intenta explicar, a manera mítica el origen del Mundo, del Universo, del Cosmos y de los Hombres y de los Diosos, le da una importancia enorme también al Amor. Y empieza también con una generación de carácter sexual. El Universo se ha generado de Urano, el cielo, el firmamento estrellado; y Gea la Tierra. De modo que hay un principio ya de masculino y femenino y de Urano y de Gea, la Tierra: un principio de femenino y un principio de lo masculino, simbólicamente. Pues van a ir naciendo Cronos, Zeus, los Titanes, los Gigantes, los demás Dioses, etcétera, y los humanos. De manera que también Hesíodo elabora una fuerza genésica, natural, de vía natural…

Si quieres saber más y saber más de esta entrevista puedes mirarla completa en mi canal de Youtube.


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